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A Francisco de Quevedo

Anacreonte español, no hay quien os tope,
Que no diga con mucha cortesía,
Que ya que vuestros pies son de elegía,
Que vuestras suavidades son de arrope.

¿No imitaréis al terenciano Lope,
Que al de Belerofonte cada día
Sobre zuecos de cómica poesía
Se calza espuelas, y le da un galope?

Con cuidado especial vuestros antojos
Dicen que quieren traducir al griego,
No habiéndolo mirado vuestros ojos.

Prestádselos un rato a mi ojo ciego,
Porque a luz saque ciertos versos flojos,
Y entenderéis cualquier gregüesco luego.

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Luis de Góngora

A una nariz

Érase un hombre a una nariz pegado,

érase una nariz superlativa,

érase una nariz sayón y escriba,

érase un peje espada muy barbado;

 

   era un reloj de sol mal encarado, 5

érase una alquitara pensativa,

érase un elefante boca arriba,

era Ovidio Nasón más narizado.

 

   Érase un espolón de una galera,

érase una pirámide de Egito, 10

las doce tribus de narices era;

 

   érase un naricísimo infinito,

muchísimo nariz, nariz tan fiera

que en la cara de Anás fuera delito.

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Quevedo

QUEVEDO

VS

GÓNGORA

 

¿Qué encontrarás?

Si queremos presenciar un combate en entre poetas del siglo de Oro podemos recurir a Quevedo y Góngora, ambos buscaban el punto débil donde poder atacar a su contrincante. Una batalla sin reglas y con las palabras como única arma. ¡A sus puestos!

 

 

Nació en Madrid el septiembre de 1580 y murió en Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) el 8 de septiembre de 1645. Tuvo dos grandes pasiones en su vida: la política y la literatura. Las dos le ocasionaron bastantes disgustos.

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La temática de sus poemas es muy variada: poesía satírica y burlesca, así como usaba por lo general bastantes antítesis, paradojas y el doble sentido

 

Quevedo fue el máximo representante del Conceptismo, una corriente literaria que profundiza en el sentido o concepto de las palabras. Se puede definir como una agudeza mental que da preferencia a las ideas.

Quevedo

Luis de Góngora

A la mar

La voluntad de Dios por grillos tienes, 
Y escrita en la arena, ley te humilla; 
Y por besarla llegas a la orilla, 
Mar obediente, a fuerza de vaivenes. 

En tu soberbia misma te detienes, 
Que humilde eres bastante a resistilla; 
A ti misma tu cárcel maravilla, 
Rica, por nuestro mal, de nuestros bienes. 

¿Quién dio al pino y la haya atrevimiento 
De ocupar a los peces su morada, 
Y al Lino de estorbar el paso al viento? 

Sin duda el verte presa, encarcelada, 
La codicia del oro macilento, 
Ira de Dios al hombre encaminada.

Góngora tenía un estilo culto y serio, eso era lo famoso de él. Su conocimiento se expresaba mediante el culteranismo. El culteranismo era una corriente literaria que tenía como principal objetivo exprear una idea pobre con muchas palabras. Destaca el uso de metáforas, así como el hipérbaton. Góngora tenía una característica propia, y era crear una palabras a partir de elementos de otras culturas.

A Júpiter

Tonante monseñor, ¿de cuándo acá
Fulminas jovenetos? Yo no sé
Cuánta pluma ensillaste para el que
Sirviéndote la copa aún hoy está.

El garzón frigio, a quien de bello da
Tanto la antigüedad, besara el pie
Al que mucho de España esplendor fue,
Y poca, mas fatal, ceniza es ya.

Ministro, no grifaño, duro sí,
Que en Líparis Estérope forjó
(Piedra digo bezahar de otro Pirú)

Las hojas infamó de un alhelí,
Y los Acroceraunios montes no.
¡Oh Júpiter, oh, tú, mil veces tú!

¿Cómo empezó todo?

Todo empezó en la Corte de Valladolid donde una joven Quevedo hizo circular poemas que imitaban o parodiaban los de Góngora con intención de aprovechar la fama de este último para aumentar la suya propia. Esto hizo que el cordobés reaccionara y empezara a contraatacar, dando comienzo así a su enfrentamiento.

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